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lunes, 29 de junio de 2020

Un mundo atrapado - Historia Nueva.

Un mundo atrapado.


Era todo un ciclo sin fin por el que estaba pasando en aquél momento de mi vida. Todo me estaba yendo de mal en peor. Ni en mis peores pesadillas creí que iba a estar en una situación así, a mis veintitantos años paso por esto. Me siento fatal física y mentalmente, estoy pasando por duros momentos en los que no sé qué hacer, sentir o pensar. Mis padres tuvieron un accidente hace poco tiempo y ambos están heridos de gravedad en el hospital, principalmente mi madre que está en estado de coma y mi padre no está mucho mejor; mis dos hermanos menores de 9 y 11 años me preguntan si ellos volverán a casa y no tengo palabras para responderles y me pongo a llorar por no saber que responderles.

 

Las personas con las que chocaron en el accidente automovilístico se dieron a la fuga saliendo prácticamente ilesos y nunca respondieron por lo que hicieron, tampoco se supo quiénes fueron debido a que nadie supo reconocer del todo el auto que manejaban o la placa del vehículo. Eso me pone todavía más triste y además, muy molesto porque creía que toda la gente era tan buena como mis padres habían sido hasta aquél momento en que todo sucedió. Mi vida junto a la de mis hermanos había concurrido de una manera bastante buena hasta esos instantes en que me comunicaron lo que había pasado. Estaba en mi trabajo en aquellos minutos que oía al policía que me contaba dicha historia.

 

No supe cómo reaccionar y mis compañeros me miraban fija y detenidamente esperando a que empezara a hablar sobre lo que había escuchado al otro lado de la línea pero las palabras no me salían. La única acción que realmente pude realizar fue llorar desconsoladamente y la única persona que se acercó a intentar hablar conmigo y tratar de mejorar la situación por la que yo estaba pasando fue mi jefe. Yo trabajo en un gran supermercado en la parte administrativa junto a otras personas. Mi jefe se sentó a un lado mío en un intento de consolarme pero yo seguía ahí, sentado con las manos en mi cara con muchos sollozos y lágrimas que pasaban por mi mejilla y caían al suelo paulatinamente.

 

Mi jefe me dijo que podía retirarme temprano debido a esta causa para que arribara al hospital donde se encontraban. Lo hice así. En el trayecto de mi trabajo al hospital debía tomar dos buses dado a que estaba al otro lado de la ciudad y en el transcurso del mismo, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido y como habría ocurrido. En mi mente me lograba imaginar toda la escena y como hubiese podido ser aquella horrible escena. Fue un duro impacto. Según me contó el funcionario que se comunicó conmigo el vehículo de mis padres venía en su carril cuando de repente un carro que venía a toda velocidad por el carril contrario se salió de control e impactó contra el vehículo y luego se hubo dado a la fuga rápidamente sin que mis padres hubiesen podido hacer algo, además de quedar heridos de bastante gravedad: fracturas en varios huesos y varias contusiones de sangre. La más grave fue mi madre que quedo en estado vegetativo desde ese mismo día que la llevaron al hospital.

 

Fui al hospital a verlos. Fue algo impactante para mí. Mis hermanos también habían sido advertidos de lo sucedido y también habían sido llevados por algunos familiares nuestros. Apenas entré en la sala donde se encontraban mis padres comencé a llorar desconsoladamente de nuevo, estaba muy mal, muy triste. Me arrodille al borde de la cama donde se hallaba recostada mi madre. A ambos los tenían entubados, especialmente a mi querida madre; a ella le tenían una máquina para medir los latidos del corazón, lo recuerdo perfectamente como si fuera ayer. Les pregunté a los médicos que estaban allí si mis padres se recuperarían. Uno de ellos me respondió que mi padre se recuperaría en alrededor de unas semanas pero mi madre… realmente no lo sabían, no conocían cuánto tiempo duraría en su condición vegetativa, no sabrían decir cuánto tiempo tardaría en recuperarse o si lo haría en algún momento.

 

Aquellas palabras tristes del doctor me impactaron demasiado, muchísimo podría decirse. Se me hizo un completo nudo en la garganta y mis ojos se aguaron de nuevo. Salí de la sala para hablar con mis tíos que habían llevado a mis hermanos pequeños. Los separé de ellos y comencé a hablar con ellos sobre lo que me habían comentado en voz baja para que mis hermanos no pudieran escuchar aquellas hirientes palabras. Mis tíos me oyeron y comentaron de una manera súbita que todo había sido culpa mía, que gracias a mí había pasado el accidente. Yo los miré atónito y pregunté: ¿Por qué habría de ser mi culpa? Y ellos alegaron que mis padres habían salido para ir al supermercado donde yo trabajo para comprar algunas cosas y esperar a que yo terminara mi turno.

 

No daba crédito a lo que mis oídos escuchaban. En mi mente pensaba que como podía ser eso posible y me cuestionaba si aquellas palabras eran verdad, si lo que ellos habían dicho era la realidad. En aquél momento no lo podía saber y tal vez ya nunca lo podré saber. A partir de ese momento quedé totalmente destruido y mi percepción del mundo cambió un montón. Ya nada era lo mismo, mi mente había cambiado para siempre desde que toda aquella situación empezó y todo mi mundo se estaba echando cuesta abajo. Mis padres estaban muy graves de salud, debía seguir trabajando y además tenía una gran responsabilidad con mis hermanos menores que debía cuidar además de cuidar a mis padres que estaban en el hospital. Mi mente se volvió un caos total del cual no sabía cómo salir o qué hacer. Estaba bastante mal y mis compañeros de trabajo siempre preguntaban cómo estaban ellos y yo no sabía realmente que responder.

 

Mis tíos que nos visitaban cada cierto tiempo para saber sobre nuestros padres, los veían y hacían muecas mientras los observaban. Luego se volteaban hacia donde estaba yo y retorcían sus dientes y su mirada fija penetraba hasta lo más profundo de mi mente. Unas pocas semanas después empecé a ir con un amigo de la infancia que trabajaba como psicólogo y comenté con él todo lo que estaba sucediendo en mi vida. Aunque no era la mejor solución, me reconfortaba la mucha o poca ayuda que él me brindaba en algunas de las sesiones que llegué a ir en su consultorio. Aún todavía no estaba totalmente preparado para lo que se avecinaba. Mis tíos en algún momento empezaron a decir que yo merecía todo lo que estaba pasándome por ser tan malo con mis padres en general – cosa que no era así en la realidad – y comenzábamos discusiones interminables entre ellos y yo. Mis hermanos siempre trataban de calmar la situación e incluso algún que otro vecino se avecinaba para intentar calmar el ambiente bastante tenso que se encontraba en el lugar. Mientras tanto la policía “buscaba” a las personas con las que habían chocado mis padres. Era bastante difícil lidiar con tantos problemas al mismo tiempo, tanto internos como externos; estaba demasiado agobiado con tantos pensamientos y un gran sentimiento de culpa que tenía por dentro.

 

Tantos eran los problemas que tenía dentro de mi cabeza que en muchas veces llegué a pensar en un posible suicidio, algo que por fin quitaría todos los problemas que tenía en estos momentos, pero también pensaba que no era justo ni para mis padres ni para mis hermanos pequeños, así que intentaba ser fuerte por ellos aunque siempre llegaban aquellos pensamientos suicidas todo el tiempo a pesar de ir algunas veces a terapia con mi amigo. Todo llegó a tal punto de que en una fuerte discusión con mis tíos, los únicos familiares que siempre venían y me culpaban de todo decidí que ya no podrían entrar más en la casa y cortar toda relación con ellos después de tanto fue tanto la discusión que casi me golpea pero por pura casualidad pude escapar del puño que venía directo hacia mi cara y correr para llamar a los vecinos y la policía por ayuda.

 

Todo salió bien dentro de lo que cabía. Aunque mi tío terminó golpeándome demasiado fuerte en el estómago, me dejo casi inconsciente y se fue como si nada saliendo por la puerta caminando tranquilamente mientras yo me desplomaba en el piso del dolor y casi quedando inconsciente. Todos los vecinos dieron cuenta del suceso y no dejaron que se fuera hasta haber llegado la policía. Estos tomaron nota de lo ocurrido y le dieron una advertencia. Esa misma noche, bastante tarde después de haber dormido ya a mis hermanos pequeños contándoles historias para que pudieran dormir, fui un rato a donde estaban mis papás pero dejé cuidando a un vecino a mis hermanos. Una lágrima se me escapó de una especie de alegría. Alegría que no había tenido desde hacía ya mucho tiempo, pero no duró demasiado porque volvieron los pensamientos suicidas y esta vez con mucho más poder que antes. Este fue mi primer intento de suicidio.

 

Había tomado unas pastillas para dormir, las cuales utilizaba desde hacía algunas semanas y tomé varias de estas y me senté a descansar. Me quedé dormido y no desperté sino hasta alrededor de dos días después de haber pasado el efecto de las mismas. Mis hermanos pequeños se habían quedado dormidos hasta las nueve de la mañana y, por suerte, ese día ninguno tenía que salir. Yo no debía trabajar y ellos no debían ir al colegio por ser fin de semana. Ellos se hubieron despertado y fueron a llamarme. Por obvias razones al notar que yo no despertaba en ningún momento, se asustaron y no sabían que hacer en esta situación. El que me seguía se calmó antes que el otro y le dijo que esperaran un rato a ver qué pasaba y si no despertaba llamaría a alguien. En efecto, yo seguía sin poder despertar por más que ellos intentaran y fueron a llamar a un vecino que era enfermero. El vino y me examinó. Dijo que probablemente despertaría dentro de un rato porque había tomado una dosis mayor a la que debía tomar y que me despertaría más tarde y los invitó a su casa para desayunar y demás. Ahí pasaron el resto del día y gran parte de la noche.

 

Yo por el contrario, todavía estaba dormido mientras todo esto pasaba todo esto y, cuando llegaron mis otros hermanos, yo aún estaba dormido, además, era bastante tarde, por lo que supusieron que aún no se había pasado el efecto de las pastillas y fueron a dormir. Me hube despertado en la madrugada bastante desorientado y mareado, efecto tanto de las pastillas que había tomado como por el tiempo que hube pasado durmiendo en la cama. Fui a ver a mis hermanos y estaban durmiendo aún todavía. Vi mi reloj y me percaté que eran las 3:00 AM del domingo y me asusté demasiado por todo  así como también, la hora aunque también me alegré un poco por haber despertado y estar vivo y poder ver a mis hermanos pequeños. Me recosté otro rato y habiendo pasado alrededor de unos minutos algunos ruidos se dejaron escuchar pero no le di mucha importancia y seguí en mi mundo pensando en lo que haría.

 

Todo estuvo en una calma, silencio y paz que necesitaba desde hacía ya bastante tiempo pero era bastante raro que todo estuviera tan silente en aquellos momentos debido a que a estas horas siempre había siempre gente levantándose. Aunque recordé que era domingo así que no le tomó mucha importancia. Seguí entre pensamientos y se me vino a la mente otro pensamiento negativo como era ya costumbre y siguieron una línea de estas tendencias y empecé a llorar entre tanto. Todo esto había sido causado tanto por las situaciones como por las peleas que habían entre familia. Esto lo repetía una y otra vez entre sollozos, en posición fetal. Casi tuve otro intento por morir pero desistí de esta idea. Pasó así mucho tiempo acá que papá se pudo recuperar del todo pero mamá aún no estaba del todo bien, pero ya había despertado.

 

Estaba atrapado en un mundo de pensamientos negativos, tendencias suicidas, había entrado en una depresión severa que no supe cómo salir durante mucho tiempo. Así pasó bastante tiempo hasta que papá llegó un día a la casa bien recuperado junto con mamá. Los vecinos se percataron de toda la situación. Mi vecino el enfermero, que trabajaba en el mismo hospital en el que estaban mis padres, los trajo hasta la casa y de casualidad él estaba libre ese día. Yo estaba trabajando cuando todo esto pasó y mis hermanos estaban estudiando en su colegio también. Ellos abrieron y vieron la casa tal cual la última vez la habían dejado. Y estaban felices por estar ahí aunque nosotros faltábamos para completar la felicidad total. Mis hermanos salían antes que yo llegaron a casa y se dieron cuenta que ellos habían llegado… corrieron a abrazarlos con una inmensa alegría. Cuando yo hube llegado y entrado por la puerta, ellos me recibieron en la misma. Yo me asusté y al mismo tiempo me alegré muchísimo por todo. Los abracé muy fuerte y les conté todo lo que había sucedido durante este tiempo y todo mejoró un montón, aunque faltaban algunas cosas por arreglar.

 

Así pasó un tiempo y todo volvió a una normalidad relativa y todo fue mucho mejor aunque no todos los pensamientos se fueron


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