Un mundo atrapado.
Era todo un
ciclo sin fin por el que estaba pasando en aquél momento de mi vida. Todo me
estaba yendo de mal en peor. Ni en mis peores pesadillas creí que iba a estar
en una situación así, a mis veintitantos años paso por esto. Me siento fatal
física y mentalmente, estoy pasando por duros momentos en los que no sé qué
hacer, sentir o pensar. Mis padres tuvieron un accidente hace poco tiempo y
ambos están heridos de gravedad en el hospital, principalmente mi madre que
está en estado de coma y mi padre no está mucho mejor; mis dos hermanos menores
de 9 y 11 años me preguntan si ellos volverán a casa y no tengo palabras para
responderles y me pongo a llorar por no saber que responderles.
Las personas
con las que chocaron en el accidente automovilístico se dieron a la fuga
saliendo prácticamente ilesos y nunca respondieron por lo que hicieron, tampoco
se supo quiénes fueron debido a que nadie supo reconocer del todo el auto que
manejaban o la placa del vehículo. Eso me pone todavía más triste y además, muy
molesto porque creía que toda la gente era tan buena como mis padres habían
sido hasta aquél momento en que todo sucedió. Mi vida junto a la de mis
hermanos había concurrido de una manera bastante buena hasta esos instantes en
que me comunicaron lo que había pasado. Estaba en mi trabajo en aquellos
minutos que oía al policía que me contaba dicha historia.
No supe cómo
reaccionar y mis compañeros me miraban fija y detenidamente esperando a que
empezara a hablar sobre lo que había escuchado al otro lado de la línea pero
las palabras no me salían. La única acción que realmente pude realizar fue
llorar desconsoladamente y la única persona que se acercó a intentar hablar
conmigo y tratar de mejorar la situación por la que yo estaba pasando fue mi jefe.
Yo trabajo en un gran supermercado en la parte administrativa junto a otras
personas. Mi jefe se sentó a un lado mío en un intento de consolarme pero yo
seguía ahí, sentado con las manos en mi cara con muchos sollozos y lágrimas que
pasaban por mi mejilla y caían al suelo paulatinamente.
Mi jefe me
dijo que podía retirarme temprano debido a esta causa para que arribara al
hospital donde se encontraban. Lo hice así. En el trayecto de mi trabajo al
hospital debía tomar dos buses dado a que estaba al otro lado de la ciudad y en
el transcurso del mismo, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido y
como habría ocurrido. En mi mente me lograba imaginar toda la escena y como
hubiese podido ser aquella horrible escena. Fue un duro impacto. Según me contó
el funcionario que se comunicó conmigo el vehículo de mis padres venía en su
carril cuando de repente un carro que venía a toda velocidad por el carril
contrario se salió de control e impactó contra el vehículo y luego se hubo dado
a la fuga rápidamente sin que mis padres hubiesen podido hacer algo, además de
quedar heridos de bastante gravedad: fracturas en varios huesos y varias
contusiones de sangre. La más grave fue mi madre que quedo en estado vegetativo
desde ese mismo día que la llevaron al hospital.
Fui al
hospital a verlos. Fue algo impactante para mí. Mis hermanos también habían
sido advertidos de lo sucedido y también habían sido llevados por algunos
familiares nuestros. Apenas entré en la sala donde se encontraban mis padres
comencé a llorar desconsoladamente de nuevo, estaba muy mal, muy triste. Me
arrodille al borde de la cama donde se hallaba recostada mi madre. A ambos los
tenían entubados, especialmente a mi querida madre; a ella le tenían una
máquina para medir los latidos del corazón, lo recuerdo perfectamente como si
fuera ayer. Les pregunté a los médicos que estaban allí si mis padres se
recuperarían. Uno de ellos me respondió que mi padre se recuperaría en
alrededor de unas semanas pero mi madre… realmente no lo sabían, no conocían cuánto
tiempo duraría en su condición vegetativa, no sabrían decir cuánto tiempo
tardaría en recuperarse o si lo haría en algún momento.
Aquellas
palabras tristes del doctor me impactaron demasiado, muchísimo podría decirse.
Se me hizo un completo nudo en la garganta y mis ojos se aguaron de nuevo. Salí
de la sala para hablar con mis tíos que habían llevado a mis hermanos pequeños.
Los separé de ellos y comencé a hablar con ellos sobre lo que me habían
comentado en voz baja para que mis hermanos no pudieran escuchar aquellas
hirientes palabras. Mis tíos me oyeron y comentaron de una manera súbita que
todo había sido culpa mía, que gracias a mí había pasado el accidente. Yo los
miré atónito y pregunté: ¿Por qué habría de ser mi culpa? Y ellos alegaron que
mis padres habían salido para ir al supermercado donde yo trabajo para comprar
algunas cosas y esperar a que yo terminara mi turno.
No daba
crédito a lo que mis oídos escuchaban. En mi mente pensaba que como podía ser
eso posible y me cuestionaba si aquellas palabras eran verdad, si lo que ellos
habían dicho era la realidad. En aquél momento no lo podía saber y tal vez ya
nunca lo podré saber. A partir de ese momento quedé totalmente destruido y mi
percepción del mundo cambió un montón. Ya nada era lo mismo, mi mente había
cambiado para siempre desde que toda aquella situación empezó y todo mi mundo
se estaba echando cuesta abajo. Mis padres estaban muy graves de salud, debía
seguir trabajando y además tenía una gran responsabilidad con mis hermanos
menores que debía cuidar además de cuidar a mis padres que estaban en el
hospital. Mi mente se volvió un caos total del cual no sabía cómo salir o qué
hacer. Estaba bastante mal y mis compañeros de trabajo siempre preguntaban cómo
estaban ellos y yo no sabía realmente que responder.
Mis tíos que
nos visitaban cada cierto tiempo para saber sobre nuestros padres, los veían y
hacían muecas mientras los observaban. Luego se volteaban hacia donde estaba yo
y retorcían sus dientes y su mirada fija penetraba hasta lo más profundo de mi
mente. Unas pocas semanas después empecé a ir con un amigo de la infancia que
trabajaba como psicólogo y comenté con él todo lo que estaba sucediendo en mi
vida. Aunque no era la mejor solución, me reconfortaba la mucha o poca ayuda
que él me brindaba en algunas de las sesiones que llegué a ir en su
consultorio. Aún todavía no estaba totalmente preparado para lo que se
avecinaba. Mis tíos en algún momento empezaron a decir que yo merecía todo lo
que estaba pasándome por ser tan malo con mis padres en general – cosa que no
era así en la realidad – y comenzábamos discusiones interminables entre ellos y
yo. Mis hermanos siempre trataban de calmar la situación e incluso algún que
otro vecino se avecinaba para intentar calmar el ambiente bastante tenso que se
encontraba en el lugar. Mientras tanto la policía “buscaba” a las personas con
las que habían chocado mis padres. Era bastante difícil lidiar con tantos
problemas al mismo tiempo, tanto internos como externos; estaba demasiado
agobiado con tantos pensamientos y un gran sentimiento de culpa que tenía por
dentro.
Tantos eran
los problemas que tenía dentro de mi cabeza que en muchas veces llegué a pensar
en un posible suicidio, algo que por fin quitaría todos los problemas que tenía
en estos momentos, pero también pensaba que no era justo ni para mis padres ni
para mis hermanos pequeños, así que intentaba ser fuerte por ellos aunque
siempre llegaban aquellos pensamientos suicidas todo el tiempo a pesar de ir
algunas veces a terapia con mi amigo. Todo llegó a tal punto de que en una
fuerte discusión con mis tíos, los únicos familiares que siempre venían y me
culpaban de todo decidí que ya no podrían entrar más en la casa y cortar toda
relación con ellos después de tanto fue tanto la discusión que casi me golpea
pero por pura casualidad pude escapar del puño que venía directo hacia mi cara
y correr para llamar a los vecinos y la policía por ayuda.
Todo salió
bien dentro de lo que cabía. Aunque mi tío terminó golpeándome demasiado fuerte
en el estómago, me dejo casi inconsciente y se fue como si nada saliendo por la
puerta caminando tranquilamente mientras yo me desplomaba en el piso del dolor
y casi quedando inconsciente. Todos los vecinos dieron cuenta del suceso y no
dejaron que se fuera hasta haber llegado la policía. Estos tomaron nota de lo
ocurrido y le dieron una advertencia. Esa misma noche, bastante tarde después
de haber dormido ya a mis hermanos pequeños contándoles historias para que
pudieran dormir, fui un rato a donde estaban mis papás pero dejé cuidando a un
vecino a mis hermanos. Una lágrima se me escapó de una especie de alegría. Alegría
que no había tenido desde hacía ya mucho tiempo, pero no duró demasiado porque
volvieron los pensamientos suicidas y esta vez con mucho más poder que antes.
Este fue mi primer intento de suicidio.
Había tomado
unas pastillas para dormir, las cuales utilizaba desde hacía algunas semanas y
tomé varias de estas y me senté a descansar. Me quedé dormido y no desperté
sino hasta alrededor de dos días después de haber pasado el efecto de las
mismas. Mis hermanos pequeños se habían quedado dormidos hasta las nueve de la
mañana y, por suerte, ese día ninguno tenía que salir. Yo no debía trabajar y
ellos no debían ir al colegio por ser fin de semana. Ellos se hubieron
despertado y fueron a llamarme. Por obvias razones al notar que yo no
despertaba en ningún momento, se asustaron y no sabían que hacer en esta
situación. El que me seguía se calmó antes que el otro y le dijo que esperaran
un rato a ver qué pasaba y si no despertaba llamaría a alguien. En efecto, yo
seguía sin poder despertar por más que ellos intentaran y fueron a llamar a un
vecino que era enfermero. El vino y me examinó. Dijo que probablemente
despertaría dentro de un rato porque había tomado una dosis mayor a la que
debía tomar y que me despertaría más tarde y los invitó a su casa para
desayunar y demás. Ahí pasaron el resto del día y gran parte de la noche.
Yo por el
contrario, todavía estaba dormido mientras todo esto pasaba todo esto y, cuando
llegaron mis otros hermanos, yo aún estaba dormido, además, era bastante tarde,
por lo que supusieron que aún no se había pasado el efecto de las pastillas y
fueron a dormir. Me hube despertado en la madrugada bastante desorientado y
mareado, efecto tanto de las pastillas que había tomado como por el tiempo que
hube pasado durmiendo en la cama. Fui a ver a mis hermanos y estaban durmiendo
aún todavía. Vi mi reloj y me percaté que eran las 3:00 AM del domingo y me
asusté demasiado por todo así como también,
la hora aunque también me alegré un poco por haber despertado y estar vivo y
poder ver a mis hermanos pequeños. Me recosté otro rato y habiendo pasado
alrededor de unos minutos algunos ruidos se dejaron escuchar pero no le di
mucha importancia y seguí en mi mundo pensando en lo que haría.
Todo estuvo en
una calma, silencio y paz que necesitaba desde hacía ya bastante tiempo pero
era bastante raro que todo estuviera tan silente en aquellos momentos debido a
que a estas horas siempre había siempre gente levantándose. Aunque recordé que
era domingo así que no le tomó mucha importancia. Seguí entre pensamientos y se
me vino a la mente otro pensamiento negativo como era ya costumbre y siguieron
una línea de estas tendencias y empecé a llorar entre tanto. Todo esto había
sido causado tanto por las situaciones como por las peleas que habían entre
familia. Esto lo repetía una y otra vez entre sollozos, en posición fetal. Casi
tuve otro intento por morir pero desistí de esta idea. Pasó así mucho tiempo
acá que papá se pudo recuperar del todo pero mamá aún no estaba del todo bien,
pero ya había despertado.
Estaba
atrapado en un mundo de pensamientos negativos, tendencias suicidas, había entrado
en una depresión severa que no supe cómo salir durante mucho tiempo. Así pasó
bastante tiempo hasta que papá llegó un día a la casa bien recuperado junto con
mamá. Los vecinos se percataron de toda la situación. Mi vecino el enfermero, que
trabajaba en el mismo hospital en el que estaban mis padres, los trajo hasta la
casa y de casualidad él estaba libre ese día. Yo estaba trabajando cuando todo
esto pasó y mis hermanos estaban estudiando en su colegio también. Ellos
abrieron y vieron la casa tal cual la última vez la habían dejado. Y estaban
felices por estar ahí aunque nosotros faltábamos para completar la felicidad
total. Mis hermanos salían antes que yo llegaron a casa y se dieron cuenta que
ellos habían llegado… corrieron a abrazarlos con una inmensa alegría. Cuando yo
hube llegado y entrado por la puerta, ellos me recibieron en la misma. Yo me asusté
y al mismo tiempo me alegré muchísimo por todo. Los abracé muy fuerte y les
conté todo lo que había sucedido durante este tiempo y todo mejoró un montón,
aunque faltaban algunas cosas por arreglar.
Así pasó un
tiempo y todo volvió a una normalidad relativa y todo fue mucho mejor aunque no
todos los pensamientos se fueron